Capítulo 13
Capítulo 13
Nerea se trabó un poco hablando, pero rápidamente sacó de su bolsillo un pequeño frasco de porcelana blanca, -Esto lo conseguí especialmente de un doctor, es una Loción Regeneradora para Cicatrices; sólo necesitas aplicarla en la cicatriz por la mañana y por la noche, ¡y la piel volverá a estar como
nueva!
Roman observó el pequeño frasco que ella le ofrecía con tanto entusiasmo, una sombra de duda cruzó su mirada.
-La cicatriz en tu cuello fue dejada por mi, y el no haberte pedido disculpas todos estos años ha sido mi error. Hoy, esta esmeralda violeta servirá como mi regalo de disculpas, no tienes que quitarte… eh…
Ella se detuvo a mitad de la frase, notando a los curiosos invitados alrededor, y rápidamente cerró la boca.
Pero la mirada de Roman se fijó en el pequeño frasco blanco, incapaz de apartarla.
¿Ella lo recordaba?
¿Lo había recordado todo este tiempo?!
Nerea echó un vistazo al reloj y sin más, abrió el frasco. -Déjame aplicarte un poco ahora, a ver si es tán mágico como dice el doctor.
La joven se puso de puntillas, su bello rostro se agrandó en la visión del hombre, obligándolo a retroceder involuntariamente.
-No hace falta, yo puedo…
Inconscientemente extendió su mano para tomar el frasco, pero en su lugar, agarró la mano de la chica, Nerea miró sus manos entrelazadas, -¿?
Roman la soltó como si hubiera tocado electricidad, pero Nerea aprovechó para presionarlo contra el asiento, Ay, por favor no rechaces mi amabilidad, ¡de lo contrario me sentiré culpable!
-¡Nere!
Amancio y Miguel, al ver a Nerea y Roman tan cercanos, se miraron sorprendidos, mientras Javier daba vueltas ansioso cerca de ellos.
Cada segundo era crucial en la competencia por ser e sucesor del Grupo Dazz, y ahí estaba el jefe, aplicándose crema con la señorita Nerea…
Los invitados no tardaron en murmurar entre ellos, los hombres con envidia y las mujeres con celos evidentes en sus miradas.
Dicen que Roman Dazz es solitario y esquivo con las mujeres, pero parece que era mentira.
-Con una belleza impactante como la señorita Nerea ningún hombre podría resistirse, Roman incluido. Me muero de rabia! Hoy me esforcé al máximo y ni siquiera conseguí hablar con el Señor Roman, y esta Nerea llega y ¡zas!, se le lanza…
-Incluso las grandes bellezas del espectáculo han caido ante Roman sin recibir una sola mirada, mucho menos tú. Supongo que la señorita Nerea se atreve tanto solo porque trajo esa esmeralda
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violeta tan única.
-Claro, es solo suerte, de otro modo Roman jamás le habría prestado atención.
Mientra’s Nerea aplicaba cuidadosamente la Loción Regeneradora para Cicatrices en la cicatriz del hombre, vio cómo él volvía la cabeza ligeramente, su perfil impecablemente guapo estaba tenso como si fuera una hoja afilada. Desde sus orejas hasta su cuello, la piel escondida bajo el traje formal se tiñó de rojo, como si hubiera sido quemado, y ella podía sentir el calor emanando de su cuerpo, casi como si estuviera a punto de incendiarse.
Para quien no lo supiera, podrían pensar que ella era una llama.
Nerea notó cómo él trataba de controlar su reacción y su respiración, y no pudo evitar querer reír. ¿Tan fácilmente se sonroja?
El Roman de ahora, aparte de su estatura, en nada le recordaba al hombre de las historias, conocido por su decisión implacable y su crueldad. Menos aún al que no parpadeaba al matar en la azotea.
Qué bueno.
Cuanto más trataba de contenerse, más quería Nerea provocarlo.
El suave roce de los dedos de la joven sobre su piel y el aire casi coqueto que los rodeaba, hicieron que el calor interno de Roman se concentrara y se disparata hacia abajo, haciendo que luchar contra esa sensación fuera casi doloroso. El brillo oscuro en sus ojos se tiñó de un sutil rojo sangre, su garganta de repente se tensó y empezó a doler por el esfuerzo de contenerse.
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