Capítulo 797
Capítulo 797
Capitulo797
Aprovechando la luz, ella vio claramente a Pol inclinarse con gran lentitud, enterrando la mitad de su hermoso rostro en
su brazo, dejando solo un par de ojos hermosos pero melancólicos a la vista.
Esa mirada lastimera y solitaria, como un perrito mal herido, era idéntica a lo que vio hace quince años, cuando lo vio
obligado por Simón a pararse bajo la lluvia torrencial como infame castigo.
-¿Cuándo vino detrás de nosotros? Ni siquiera me di cuenta de eso–Victor se encogió de hombros involuntariamente,
sintiendo un escalofrío en su espalda.
Diego miró en la dirección de Pol y, luego dirigió su mirada a Clara con una expresión significativa y complicada. -¿Te
siguió a la casa de los Hernández?
-Si.
En ese momento, el coche deportivo se puso en marcha de nuevo y dio media vuelta en dirección opuesta,
desapareciendo rápidamente en la oscuridad de la noche
-¿Se fue así sin saludar? – Victor frunció el ceño con asombro. Clara, ¿qué tipo de hombres te persiguen? Estoy
empezando la verdad a preocuparme bastante por ti.
-Centrémonos en el asunto–Clara no pensó más en Pol y preguntó con gravedad. -Victor, ¿cómo va la
investigación de Amalio? ¿Está dispuesto a hablar?
Victor suspiró con frustración. -Tal vez tomará un poco más de tiempo, de lo acordado. Ese tipo es más leal de lo que pensamos. Su devoción por Ema es inquebrantable.
-De hecho, ya lo he considerado. Si está dispuesto a matar por Ema, no se rendirá fácilmente–Clara
cruzó los brazos y su mirada se tornó intensa. -Es por eso por lo que esta vez, te pedí que lo ”
interrogaras siguiendo mis instrucciones. Quiero socavar poco a poco su fuerza de voluntad mientras su defensa mental esté debilitada. Cuando su inquebrantable sentimiento por Ema se derrumbe como un
castillo, lo destrozaremos por completo.
-Clara, ¿qué más planeas hacer? ¡Estamos contigo! – Victor estaba listo para hacer que esta pareja de
desaimados pagara por todo lo que hablan hecho.
Con solo convertir a Amalio en un testigo de cargo, para señalar los crimenes de Ema no es suficiente-
Clara apretó los puños con rabia, con los ojos llenos de determinación. Lo que Luz perdió y, el daño
que sufrió a causa deesa mujer, quiero que ella lo pague clentos y miles de veces.
Clara, creo que debemos seguir profundizando en la relación entre Amalio y Ema–Diego dijo con gran
seriedad su mirada reflejaba un brillo frio y calculador -El hecho de que Amalio haya actuado sin dudar
involucrados en definitiva en actividades clandestinas. El ha sido el ejecutor de sus órdenes.
-Es cierto, ¡quién sabe, quizás tengan hijos juntos! – Victor se burló con gran desprecio.
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Clara inicialmente consideró esto como una broma, pero luego lo tomó muy en serio. Si eso fuera cierto, seria un gran escándalo de proporciones épicas, más que suficiente para arruinar a “Ema” para
siempre. Sin embargo, Ema era alguien que se tenía en alta estima, siempre buscando el titulo de señora de Enrique. ¿Se habría Involucrado con un actor secundario empobrecido?
-Si realmente hubiera algo entre ellos dos, espero que la hija ilegitima sea Leona. De esa manera, esa malvada madre e hija podrian ser expulsadas en definitiva de la familia Hernández, y finalmente
podríamos darle a la señorita la satisfacción que merece–Aarón dijo entre dientes con ira.
Clara reflexionó durante un momento y preguntó en voz baja: -Hermano mayor, ¿Juan te ha contactado en estos días?
¿Cuándo vendrá Teófilo a México?
-Juan me llamó y me dijo que todavía está muy ocupado con el joven López de la familia López. Sel asegurará de
traerlo ante ti lo antes posible-,
Diego parpadeó sus largas pestañas y acarició suavemente el hombro de Clara. -No te preocupes, tu hermano mayor
está aquí. Lo que pidas, te lo daré. Lo que necesites, estoy dispuesto a hacerlo por ti, sin importar los riesgos que esto
conlleve.
-¡Y yo también estoy aquí para ayudarte, hermana mayor! – Victor exclamó con entusiasmo, levantando
la mano.
Y yo, señorita–Aarón sonrió cálidamente hacia ella, como siempre.
Clara sintió una oleada de gratitud en su corazón y se apoyó suavemente en el hombro de su hermano, sintiéndose
aliviada y protegida por un instante en medio de la fatiga que la embargaba.