Capítulo 64
Capítulo 64
Rosa Morales se tapó la cara, con los ojos llenos de lágrimas, luciendo muy afligida,
Finalmente, una lágrima caia perfectamente desde la comisura de sus ojos.
¡Rosa realmente era una actriz nata!
“¿Por qué te golpeé? ¿Acaso no lo sabes?“, preguntó Selena fríamente, asintiendo con la cabeza antes de continuar.
“Bien, ¡puedes seguir haciéndote la que no sabes nada! Te lo diré, ¿sabes por qué? Porque no me agradas!“, dijo Selena mientras se disponía a darle una bofetada a Rosa, pero alguien le agarro la muñeca.
“Selena!“, Héctor Cedrés salió del asiento del copiloto y se acercó a ellas. Agarró la mano de Selena y la miró furioso.
“¡Rosa no lo hizo a propósito!”
Selena lo miró fríamente, sin mostrar ninguna emoción.
“¿Ella no lo hizo a propósito?“, dijo Selena sin expresión, con una mirada fría.
“Sí. Para ti, aunque hoy hubiera matado a alguien, no lo habría hecho a propósito“, respondió a Héctor con los labios temblando, pero sin emitir sonido alguno. Su indiferencia, como una mano invisible, apretaba fuertemente su corazón, haciéndolo sentir sofocado.
En ese momento, un Rolls–Royce negro se detuvo y Raquel Fernández salió del auto. Parecía haber presenciado lo que estaba sucediendo allí y corrió hacia Rosa para protegerla.
“¿Qué te pasa, Selena? ¿Por qué siempre vienes a causar problemas? Rosa ya dijo que no lo hizo a propósito, ¿por qué eres tan molesta… de todos modos hubo un golpe? Además, ¿qué importa si las chocaron? ¡Esas dos no valen ni el retrovisor de este auto!“, exclamó Raquel.
Selena se giró y vio a Rosa llorando con la cabeza gacha, mirándola con odio y a Raquel con una expresión de satisfacción. A Selena simplemente le parecieron insignificantes.
“Hermanita, realmente fue un accidente. Asusté a esas dos ancianas sin intención. Puedo compensarlos con doscientos mil, ¿será suficiente? Les puedo pagar enseguida.., le dijo a Selena quien tenía una ceja fruncida y una mirada fría.
Echó un vistazo al auto de Rosa.
¡Ese Ferrari valía millones!
Doscientos mil de compensación no valían ni el precio de un retrovisor.
Las palabras de Raquel eran simplemente incómodas de escuchar y no tenían ningún sentido.
Rosa parecía amable y gentil, pero sus palabras podían golpear directamente los puntos débiles de las personas, su sarcasmo no mostraba piedad y era calculadora.
Si lo pensaba detenidamente, Selena se dio cuenta de que en todo su camino, Rosa la había atrapado en cada situación.
“¿Doscientos mil?“, Raquel se burló, mirando con desprecio.
“Realmente las están engañando, jes tan fácil hacer dinero con estafas!“, añadió con desdén