Chapter 54
Chapter 54
Habla de mi a mio espaldas.
Ganas no me faltaban de volver al lugar donde deje a mi padre y a Alexander conversando, pero me contuve por dos razones.
La primera, porque estaba conversando con Julián y sería muy descortés de mi parte dejarlo hablando solo Y segundo, porque tampoco iba a entrometerme en la conversación entre ellos.
– Es lamentable lo que hicieron esas mujeres con usted, ¿tomará medidas legales? Yo puedo recomendarle al mejor bufete de abogados de New York en casos de difamación. – dijo Julián cambiando completamente de tema, al ver que no obtuvo alguna respuesta de mi parte.
Lo mire, intentando adivinar lo que pasaba por su cabeza, pero me resultó imposible. Julián sabía ocultar sus emociones detrás de un rostro inexpresivo que lo hacia lucir misterioso y atractivo.
– No se moleste, Sr. Ferrer, tengo mis contactos que me ayudarán con todo el proceso, aún así gracias por su preocupación. -respondi amable y el asintió con su cabeza estando de acuerdo con mi decisión.
– No me cabe duda que podrá manejar muy bien el caso, le deseo lo mejor, Sra. Doinel, si necesita cualquier cosa, puede decírmelo, no tendré tanta influencia, pero quizá en algo, en lo más mínimo la pueda ayudar. Con su permiso, que tenga buena noche. -con su voz profunda y varonil, se despidió con mucha educación, antes de dar media vuelta e ir con las modelos que vestían sus prendas vanguardistas en innovadoras.
Por mi parte, volvi con mi madre y Abby. Tristán quería lanzarse a los brazos de su abuela, quien me miraba con sus ojos de complicidad, mientras que mi amiga parecía disgustada.
– ¿Qué ocurre? ¿Me perdí de algo? – pregunté confundida sin comprender porque ambas me miraban de esa manera.
– Ese Julián Ferrer no me da buena espina. -dijo Abby casi de inmediato, sin poder guardarse lo que opinaba. Mi confusión se hizo más grande.
¿Por qué no le da buena espina?
Es absurdo, ella fue una de las que escogió la marca Innova para la colaboración y ahora resulta que no le da buena espina el director general.
– ¿Pero qué dices Abby? En eso no estoy de acuerdo, me parece que es todo un caballero, sin contar lo serio que se ve cuando se trata de trabajo. Creo que la colaboración será todo un éxito de la mano de Julián Ferrer. -mi madre contradijo a Abby, mientras tomaba a Tristán en sus brazos y atendía a todo lo que le decía.
Las miré sin entender menos que antes.
– ¿Pues de qué me perdí? ¿Por qué ahora hablan de Julián Ferrer? -Abby puso sus ojos en blanco y prefirió guardar silencio, miré a mi madre y estaba tan entretenida con lo que Tristán le decía que no quise seguir con el tema. – ¿Dónde está Paul? – pregunté cambiando el tema y Abby miró hacia la salida antes de mirarme con complicidad.
– Salió hace un momento a atender una llamada importante de una de las sucursales, pero ya viene, no te preocupes por él, Mira que hermoso vestido tienes, Patrick se destacó con este diseño y en ti, luce mejor que cualquiera de las modelos de pasarela. -Abby me miró de pie a cabeza con una sonrisa, su humor había cambiado radicalmente y la preocupación nació en mi pecho al pensar que algo malo estaba ocurriendo con la sucursal.
– Algo está mal con la empresa? ¿Qué habrá ocurrido? Es extraño. Iré a ver qué ha pasado, ya vuelvo. – ignoré por completo los halagos de Abby y me giré para ir en dirección a la salida donde se supone que debe estar Paul, pero mi amiga se levantó de su asiento y me tomó de la mano para detener cualquier movimiento
Habla de mi a mis espaldas.
de mi parte.
– Sari, deja que Paul se encargue, él es capaz de resolverlo, no creo que sea algo de otro mundo, espera que vuelva. -la miré pensativa y después de debatirme entre ir con Paul o esperarlo, me decidí por la segunda.
Abby tenía razón, Paul es capaz, después de todo, ha manejado él solo una sucursal y todo ha ido de maravilla, no tendría porque preocuparme.
Cuando estuve por entablar una conversación con mi amiga, Vincent me llamó y me hizo una seña para que fuera con él.
– Dame un momento, Abby. -me disculpé con mi amiga y llegué hasta mi primo, no esperó a que terminara de llegar para levantarse de su asiento y alejarse de las personas junto conmigo.
Me sentí confundida, pues Vincent no era de hablar a solas estando acompañado bien sea de colegas o familia, los cuchicheos o secretos ante las demás personas, no era lo de él.
Lo miré paciente, esperando que hablara, hasta que lo hizo.
– No pretendo alarmarte, pero hay algo raro con Paul. -dijo con expresión neutra pero una voz que me dejó totalmente intrigada.
¿Algo raro con Paul?
– ¿De qué hablas? -pregunté sin ocultar mi confusión. Vincent me miró por unos segundos antes de mirar hacía la salida, dónde algunos invitados se dirigían.
– Él no está atendiendo una llamada de la empresa, te lo puedo asegurar. Algo dentro de mí me dice que Paul está ocultando algo y tiene que ver contigo, si quieres averiguarlo, sería conveniente que fueras con él.
-mi ceño se frunció al escuchar aquello y no pude evitar sentirme desconcertada.
Tal vez Vincent esté exagerando, si no era una llamada de la empresa, pudo ser cualquier problema personal y no quiso decirlo a los cuatro vientos. Pero, algo que tenga que ver conmigo, lo dudo.
¿Qué podría ocultarme?
¿Qué tiene alguna pretendiente? No es como si me afectara, es su vida y puede hacer lo que mejor le parezca, él no está atado a mí, ni yo a él.
Hay cosas que simplemente no se puede decir.
EL
– Mosquetero, tranquilo, lo que haga o deje de hacer es su asunto, puede hacer con su vida lo que quiera, y yo….
– No me estás entendiendo. -Vincent me interrumpió de repente, y me miró con su expresión seria. - No estoy hablando de que está haciendo algo con su vida porque no me importa en lo más mínimo lo que el haga, pero sí cualquier acción o decisión te afecta a ti de cualquier manera, no lo voy a permitir,
estás a solos metros de saber que es lo que está tramando. -me señaló disimuladamente la puerta de salida de emergencia, una puerta que estaba al lado opuesto de la puerta que Abby me dijo.
Mi amiga me mintió?
No quería tomarle demasiada importancia a este asunto, pero la preocupación, la seriedad y la insistencia de Vincent, despertó mi curiosidad por saber más sobre eso que tanto sospechaba.
– tré, pero solo para que veas que estás formandoluna tormenta en un vaso con agua, Paul es mi amigo de toda la vida, cque podría hacer para afectarme? -quise sonar despreocupada solo para que no fuera tan evidente que la curiosidad era casa vez más grande.
No espere que mi primo me dijera algo más y caminé despreocupada hacia la puerta que Vincent me indicó y sin que Abby se diera cuenta, pues la conocía tan bien, que si me veia yendo al lugar donde está su hermano, que ella misma estaba cubriendo, sería capaz de hacer de todo para detenerme hasta que el volviera y su misión haya acabado.
A mitad de camino pensé en lo tonto que es esto, estaba en camino a escuchar una conversación que
Habla de mi a mis espaldas. probablemente no tenga nada que ver conmigo, solo porque Vincent tiene un presentimiento, pero no pierdo nada con ir y asegurarme que todo está tan normal como siempre.
Apenas toqué la Manilla de la puerta y escuché su voz gélida y autoritaria, jamás lo había escuchado de aquella manera, pero sonaba tan molesto y serio, que se me erizaba la piel.
– No me está entendiendo, Sr. Richman, tiene que hacer su mejor esfuerzo, le estoy pagando mejor que a cualquier abogado, no importa lo que tenga que hacer, quiero que todo salga perfecto. -frunci mi ceño sin entender ni una palabra de lo que estaba hablando, tal vez yo tenía razón, eran sus asuntos y yo me estaba entrometiendo, ni siquiera conozco a un tal Sr. Richman. Estuve a punto de dar media vuelta e irme, hasta que escuché lo siguiente que dijo. -¿Es que acaso no sabe quién es Sarah
Doinel? Es más poderosa de lo que usted se imagina, ganará el caso en menos de lo que canta un gallo.
Está hablando de mí, del caso, ¿está hablando de la demanda?
Un calor abrasador recorrió todo mi cuerpo hasta alojarse a mi pecho y por un momento pensé que estaba totalmente equivocada con Paul, aquello no había sonado muy bien.
Mis manos se movieron por si solas y abrí la puerta de la salida de emergencia, dejando a la vista a un Paul con el rostro sonrojado y el ceño fruncido, el cuál se relajó y fue reemplazado por una mueca de desconcierto en cuanto se dio cuenta de mi presencia.
– ¿Hablas de mi a mis espaldas?