Heredera divorciada Novela de Juliany Linares

Chapter 35



Chapter 35

Un paso menos de encima.

No lenia nada bueno de qué hablar, aún no le daba luz verde para la colaboración con Doinel y tampoco creo que se la dé algun

dia.

Estaba por negarme ante su petición, pero mi padre se apresuro a hablar, causando mi indignación.

–Los dejaré solos, Sarah, no tardes, aún hay mucho que hacer. me dio un apretón en la mano antes de irse a la mesa sin esperar que dijera una sola palabra, porque sabia que me iba a negar.

Sé muy bien porque lo hacia, a pesar de que no le agradaba ni un poco Alexander, nunca estuvo de acuerdo con que le ocultara la existencia de Tristán, tenia la esperanza de que se lo contar a algun dia y está aprovechando esta oportunidad para que se lo haga saber.

– Sea breve Sr. Lancaster. -dije esfumando la idea de mencionar a Tristán, al menos no en esta ocasión,

– Quiero disculparme por el altercado en el bar de Mike, me he enterado de cómo fueron las cosas y Gina está siendo castigada. dijo con su intensa mirada en mirostro y enarqué una ceja por el tema que estaba sacando.

– Creo que he dejado claro que espero las disculpas de la Sra. Lancaster, he sido ofendida por ella, por nadie más, ¿no cree que es injusto dar la cara por ella? Si ella no está aqui es porque no está dispuesta a hacerlo, entonces no deberia siquiera aceptar sus disculpas si no son sinceras. -respondi lajante mostrando mi desacuerdo por su intervención.

Conozco muy bien a Gina y a su madre. Asi como Amelia se opuso a disculparse conmigo hace más de tres años cuando inicio el escándalo de la supuesta infidelidad de mi parte, del mismo modo estaba

haciendo Gina, el orgullo se los impedia, para ellas era humillarse frente a la mujer que trataron como se les dio la gana.

— No tengo porque mentirle, Gina se rehusa a disculparse, sin embargo, en esta oportunidad me disculpo por mi mismo, yo le he dado la orden a Mike de exigirle una disculpa a usted, sin antes saber como fueron los hechos, admito que he actuado injustamente. -mi ceño se frunció al escuchar su confesión y el enojo aumento dentro de mi sin poder evitarlo.

Por supuesto que Alexander se pondría de parte de su familia, es por esto que jamás me atrevi a contarle sobre las humillaciones de

su lamulia hacia mi.

– Espero que haya aprendido a averiguar la verdad antes de tomar alguna decisión, como siempre está siendo un titere manejado

por su propia familia. No se preocupe, 5r. Lancaster, no ha pasado nada nuevo con su hermana. -dije con voz gelida, reprimiendo el

desprecio por los Lancaster que amenazaba con salir a luz frente a tantas personas.

Alexander parecia descolocado por mi respuesta llena de arrebato, como si estuviera insinuando algo que él ignoraba.

Asi era

– Sarah, necesito que respondas a una pregunta, ¿milamilia siempre te ha tratado de esa manera? preguntó dejando de lado la manera lan cordial con la que comenzó a hablarme, ahora parecia inquieto por saber la respuesta, tanto, que comenzó a tutearme.

Solté una ligera risa sin gracia y lo mire a sus ojos miel que de pronto se volvieron brillantes.

-¿Eso ahora es importante? –respondi con otra pregunta, sin poder creer que fuera tan ciego como para no darse cuenta que los malos tratos no era nada nuevo.

Alexander dio un paso hacia ml, el mismo paso que retrocedi para mantener la distancia.

– Responde. -pude notar un poco de desesperación en su voz, como si lo más importante en este momento fuera escuchar mi

respuesta.

Y si asilueta, ya es tarde para hacer algo al respecto, usted ha decidido estar con la Sra. Rachel, deberla preocuparse mas por ella en vez de hacerme este tipo de preguntas. Lo siento, pero esta conversación no llegará a ningún lado, tengo cosas más importantes que barer. -ipspondi dispuesta a marcharmir y dar por terminada la conversación que solo abriria heridas que ya estaban curadas, pero Alwunder me torno ligriamente del brazo deteniendo cualquier movimiento que estuviera por hacer y le dediqué una mirada luluante a ntir su lacto que quernaba mi prel. Podria soltarmei

Varah,to de Rarheles un tema que me gustaria aclararte, pero lo de mi familia, joder, ¿por que me lo ocullastel Yo pude… -lo

interrumpi antes de que comenzara con reproches o lamentos, es muy tarde para eso.

– No hay nada que aclarar, sé lo que vi y no te estoy pidiendo explicaciones, ya estamos felizmente divorciados. Y… ¿Yo pude? Yo pude, ¿qué? Era muy rara la vez que te veia en casa y cuando llegabas lo único que obtenia de ti era tu indiferencia, ¿cómo podía hablarte

si tenias asuntos más importantes en tu oficina? Y sin mencionar que te desvivias por tu madre y tu hermana, ¿de qué lado te ibas a poner? De tu adorada familia, o de tu esposa a la que no volteabas a

ver. -sin darme cuenta, también comencé a tutearlo, sacando a relucir la razón por la que preferi ocultarlo.

Lo que no mencioné es que también lo hice por amor a Alexander, para evitar enfrentamientos a futuro con su familia, era tanto mi

afán por ser aceptada, que permiti todo aquello, yo soy la única culpable por no retirarme a tiempo, por no defenderme desde un

principio.

La mirada dolida de Alexander no me hizo sentir ni el más minimo arrepentimiento. El queria una respuesta y yo se la estaba dando con lujos y detalles.

– Sarah, no, no es asi. -dijo volviendo a dar un paso hacia mí y esta vez no retrocedi, pero porque lo queria ver directo a los ojos

antes de hablar.

– Sea como sea, estamos divorciados, yo no necesito explicaciones y usted tampoco. Somos desconocidos, ¿lo recuerda? Acepto sus disculpas y estarė esperando las disculpas de su hermana. - di un paso para retirarme sin más, sin embargo, Alexander volvió a tomar mi brazo y hablé antes de que soltara una palabra. -¿Algo más, Sr. Lancaster? Si es respecto a su propuesta, puede estar tranquilo, no mezclaré lo personal con lo laboral, si la junta directiva se decide por su marca, no haré nada para impedirlo. Deberia volver a su silla de ruedas, lucia mejor de esa manera.

Su mirada confundida cambió a una expresión que no pude descifrar, parecía afligido ya la vez sorprendido.

– El de la silla de rueda no…

-Me puedes decir qué haces con esta mujer? -la voz de Amelia interrumpió las palabras de Alexander y aproveché que se giro con

frustración a mirar a su madre, para librarme de su incómodo y desagradable agarre. -No me digas que volviste para envolver de nuevo a mi hijo, porque déjame decirte que estás perdiendo tu tiempo, ya le quitaste a Paul Dubois hasta el último centavo?

Una sonrisa sin gracia adorno mi rostro y ergui mi cuello para mirarla con fastidio.

– Sra. Lancaster, no pierdo mi tiempo con personas tan desagradables, empezando por usted y para que le quede claro, no necesito el dinero de ningún hombre, eso se lo dejo a usted señora, ya que no es capaz de valerse por si misma, respondi con una sonrisa de satisfacción al ver su rostro deformado por la cólera. –Creo que todo ha quedado más que claro, Si, Lancaster. -dije al volver mi vista a Alexander, refiriéndome al trato de su madre. -Con permiso.

Sin esperar una palabra más, me alejé de los Lancaster pavoneándome sobre mis sandalias altas e ignorando el desagradable calor que recorria mi cuerpo, dándole prioridad a la satisfacción que sentia al devolverle el golpe a Amelia.

No sé si debla considerarme un ser despiadado y frivolo, pero me encantaba ver los rostros deformados y humillados de las Lancaster

Después de todo, logré sentirme un poco aliviada, como si me hubiese quitado un peso de encima.


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