Capítulo 220
Capítulo 0220
El aspecto desorientado de Silvia captó de inmediato la atención de Julio, quien sintió un repentino pánico y la llevó de regreso a su residencia.
Una vez allí, Julio le ofreció una prenda para que se cubriera.
-¿Qué quieres preguntarme?
-¿Tienes un hermano gemelo?
Silvia apretó con firmeza la foto en su mano, sin mostrarla directamente.
Al escuchar la palabra «<hermano», la expresión de Julio se volvió fría al instante. Soltó con rabia el brazo de Silvia que estaba sosteniendo.
-Sí.
¿Por qué nunca supe de él? ¿Dónde está ahora? -le preguntó Silvia.
La mirada de Julio se tornó indiferente, llena de furia.
-¿Es por eso por lo que viniste de repente a la fiesta a buscarme? -le preguntó con un tono
cortante.
Silvia lo miró. Una sonrisa irónica se formó en los labios de Julio mientras le hablaba con total
frialdad.
-Esto es asunto de mi familia. No tienes por qué saberlo.
Familia… Al escuchar esa simple palabra, Silvia comprendió en ese momento que no obtendría ninguna información de él. Se alegró de no haberle mostrado la foto, y la guardó
discretamente en el bolsillo.
–
Entiendo. No volveré a preguntártelo le dijo en voz muy baja.
Julio la miró fijamente con una expresión inquisitiva.
-¿Por qué de repente preguntas por él?
El hermano, Lucas, era un verdadero tabú en la familia Ferrer, y nadie se atrevía a
mencionarlo. Incluso los criados que sabían de su existencia también sabían muy Julio no toleraba las indiscreciones.
-¿Alguien te dijo algo? -le preguntó Julio, persiguiendo la cuestión.
Silvia no le dijo la verdad, le mintió:
bien que
-Escuché tu conversación con Nadia la última vez, supe en ese momento sobre tu hermano, y cuando regresé de mi paseo, también escuché a alguien mencionarlo, así que quería
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preguntarte.
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Pero la mentira era tan débil que ni siquiera convencía a Julio. Él había visto lo desesperada que estaba Silvia cuando lo buscaba, como si algo muy importante hubiera sucedido.
-Lo siento mucho, me dejé llevar y te puse en una situación bastante incómoda–se disculpó Silvia, tratando de calmarse a sí misma.
Julio dejó de presionarla:
-No vuelvas siquiera a mencionarlo en el futuro.
Luego salió hacia la fiesta de inmediato, dejando a Silvia sola en la sala. No había nadie más, así que ella en ese momento sacó la foto, que ahora estaba arrugada por sus dedos apretados.
Mirando la imagen del joven sonriente y amable, su garganta se apretó y sus ojos se llenaron de por completo de lágrimas ardientes. Sus dedos acariciaron una y otra vez la imagen del rostro sonriente.
-No puedo estar equivocada, ¿verdad… Juli? —-susurró, con la voz ahogada por la fuerte
emoción.
La única respuesta que recibió fue el fuerte sonido del viento que agitaba las hojas de los árboles afuera. Con esa fotografía, los recuerdos de su infancia rápidamente fueron revividos una vez más.
Sentada en el sofá, Silvia solo podía pensar en ese joven amable y gentil. Él le enseñaba con cariño, cómo resolver problemas, cómo tocar el piano, y siempre la defendía cuando otros la molestaban. Incluso la llevaba de regreso a casa en las noches oscuras. Recordaba claramente cuando, en sus momentos más oscuros, él le dijo:
-Silvia, todos estamos atravesando la prueba más difícil de esta vida. Una vez que la superamos, renacemos.
Por eso, sin importar cuántas dificultades enfrentara después, ella siempre pensaba en cómo lograr superar la prueba. Un ser tan maravilloso, acaso ¿cómo podría haberlo confundido con el otro?
Con cuidado, Silvia guardó la fotografía en su ropa y se recostó en el sofá, abrazando un cojín mientras se perdía por completo en sus pensamientos.
Cuando Julio regresó y la vio aún sin cambiarse y dormida profundamente en el sofá, se acercó con cuidado para despertarla y hacerla ir a cambiarse. Pero antes de que pudiera hacerlo, ella le agarró con delicadeza la mano.
-Juli, te extraño mucho.