Capítulo 18
Capítulo 18
Natalie se mordió el labio y preguntó: -¿No tienes miedo de que Matilda se entere?
La forma en que Leonardo la observó fue como si fuera una desconocida mientras respondía friamente: No es asunto tuyo. Sólo tienes que responder si estás dispuesta o no.
Natalie respiró hondo, dio un paso atrás y lo miró fijamente.
-¡No!
Leonardo soltó una risa fría.–Parece que no te urge tanto el divorcio como dices.
En ese momento, Natalie ya se había calmado y dijo en tono grave: -No necesito recurrir a esa manera para obtener el divorcio. Estoy segura de que eventualmente accederás.
Ante la determinación en sus ojos, Leonardo se sintió bastante frustrado. -¡Vete!
Natalie se dio la vuelta y salió directamente de la habitación. Se libero por fin de la mirada gélida que la seguía una vez que estuvo afuera.
En poco tiempo, llegó el día del cumpleaños de Santiago. Temprano en la mañana, llamó a Ricardo.
-¿Leonardo va a venir hoy, verdad?
Aunque el mencionado era el marido de Natalie, nadie en la familia López se atrevía a descuidarlo, ya que la mayoría de las personas con las que trabajaban estaban dispuestas gracias a su relación con Leonardo.
Si asistia a la fiesta de cumpleaños de Santiago hoy, sin duda elevaria el prestigio de toda la
familia.
Ricardo estaba desayunando cuando hizo la llamada y, al escuchar la pregunta, respondió: No te preocupes, papà. Incluso si Natalie no puede traerlo, ¿acaso no confías en Mati?
-Ay, si no lo mencionas, lo olvidaré. Está bien, voy a seguir con mis cosas.
Después de colgar, Ricardo miró a Matilda y le indicó: -Llama al señor Ramos y dile que se apunte a la fiesta de cumpleaños de tu abuelo.
Matilda sintió que Ricardo y Santiago estaban demasiado nerviosos y no pudo evitar preguntar: -Papá, ¿por qué tanta preocupación? Leonardo me prometió y seguro que vendría. Si lo llamo de nuevo, parecerá que estamos planeando algo.
Considerando o que tenía razón, Ricardo asintió y dijo: – De acuerdo. Cuando el señor Ramos llegue, asegúrate de llevarlo a saludar a tu abuelo de inmediato
-Entendido. Bueno, todavía tengo que arreglarme el cabello y comprar un vestido. Ya me voy.
Una hora más tarde, en el centro comercial más grande de Monteflor.
Matilda y Gisela Sánchez caminaban y conversaban. Esta última era su mejor amiga y recientemente había regresado del extranjero.
¿No te irás de nuevo, verdad?
Gisela esbozó una sonrisa y asintió.–Ya terminé con mi trabajo en los Estados Unidos. Si not hay pedos grandes, creo que me voy a quedar a vivir en Monteflor.
A Matilda se le ocurrió algo y la miró con una sonrisa juguetona. -Dime la verdad. Volviste a Monteflor por Omar, ¿cierto?
Omar y Gisela fueron pareja en el pasado, pero después, ella se fue al extranjero por su carrera y asi terminaron. Durante todos esos años, Omar nunca tuvo novia nueva, y todos sabían que era porque la estaba esperando.
Gisela se sonrojó de inmediato y le lanzó una mirada. -No digas tonterías. Simplemente creo que Monteflor está cerca de casa y me permite pasar más tiempo con mis padres.
Al verla tímida, Matilda dejó de hacerle bromas y, en su lugar, pronunció con una sonrisa: Omar también vendrá esta noche a la fiesta de cumpleaños de mi abuelo. Si gustas, puedo arreglar algo para que pasen tiempo juntos.
Gisela negó con la cabeza.
No es necesario. Todavía tenemos algunos malentendidos que
aclarar. Lo resolveré por mi cuenta.
-De acuerdo, pero si necesitas ayuda en cualquier momento, no dudes en decírmelo.
-Se agradece. Por cierto, hay algo que quiero mostrarte.
-¿Qué es?
Gisela sacó su celular, abrió un video y se lo pasó a Matilda. Esto es lo que vi en Seducción Nocturna el día que volví. Estuve dudando si debería contarte.
La sonrisa en el rostro de Matilda desapareció gradualmente al ver a Leonardo y Natalie en la
pantalla.
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